El gran fallo de la Eurozona: el Banco Central Europeo no es un verdadero banco central


Banco Central Europeo (BCE)

El Banco Central Europeo (BCE)

El Banco Central Europeo (BCE) es el banco central de la Unión Europea, la administración encargada de manejar la política monetaria de los 17 estados miembros de la Eurozona. El BCE fue establecido por el Tratado de Ámsterdam en el año 1998 y tiene su sede en Fráncfort del Meno (Alemania).

El objetivo principal del Banco Central Europeo es mantener la estabilidad de precios en la zona euro, es decir, mantener la inflación en niveles bajos. El Consejo de Gobierno define la estabilidad de precios como la inflación (Índice de Precios al Consumo Amortizado) de alrededor del 2%. A diferencia de otros organismos como, por ejemplo, la Reserva Federal de los Estados Unidos, el BCE solo tiene un objetivo principal con otros objetivos subordinados a él.

Las principales tareas del Banco Central Europeo son definir y ejecutar la política monetaria de la zona euro, dirigir las operaciones de cambio de divisas, cuidar de las reservas exteriores del Sistema Europeo de Bancos Centrales y promover el buen funcionamiento de la infraestructura del mercado financiero. Además, tiene el derecho exclusivo de autorizar la emisión de billetes de euro. Los estados miembros pueden emitir monedas de euro, pero la cantidad debe ser autorizada de antemano por el BCE.

El Banco Central Europeo también debe cooperar en la Unión Europea y a nivel internacional con organismos y entidades de terceras partes. Por último, contribuye a mantener un sistema financiero estable y a la vigilancia del sector bancario. Esto se pudo observar, por ejemplo, en la intervención del BCE durante la crisis crediticia de 2007 en la que se prestó millones de euros a los bancos para estabilizar el sistema financiero.


No es un verdadero banco central

A diferencia del sistema financiero de Estados Unidos, en el que la liquidez se presenta a la economía a través de la compra de bonos del Tesoro por parte de la Reserva Federal, la Eurozona utiliza un método diferente en el que hay alrededor de 1500 bancos elegibles que pueden pujar por contratos de reporto (operaciones en las que se otorga un crédito con garantía en títulos valores) en corto plazo que va desde las dos semanas a los tres meses de duración.

En efecto, los bancos piden prestado dinero en efectivo y deben devolverlo. Los cortos periodos de tiempo del préstamo permiten que las tasas de interés se ajusten continuamente. Cuando vencen los títulos de reporto, los bancos participan nuevamente. Un incremento en la cantidad de títulos que se ofrecen en la subasta de bonos permite un aumento de la liquidez en la economía, mientras que una disminución tiene el efecto contrario. Los contratos se realizan sobre el activo del balance del Banco Central Europeo y los depósitos resultantes en los bancos miembros se contabilizan como pasivo. En términos simples, la responsabilidad del Banco Central es la del dinero, y un aumento de los depósitos en los bancos miembros llevado como pasivo del Banco Central, significa que más dinero se ha puesto en la economía.

Para recibir la aprobación para poder participar en las subastas, los bancos deben ser capaces de ofrecer una prueba de garantía en forma de préstamos a otras entidades. Estos préstamos suelen ser en forma de compra de deuda pública de los estados miembros, pero también se aceptan una amplia gama de valores de la banca.

Parte de los estrictos requisitos para acceder a la Unión Europea se diseñaron, especialmente el de tener en cuenta la deuda soberana como un porcentaje del producto interno bruto de cada estado miembro, para asegurar que los activos que se ofrecen como garantía al Banco Central Europeo son, al menos en teoría, todos igualmente buenos y protegidos contra el riesgo de inflación.

Durante la actual crisis financiera, la Reserva Federal norteamericana no se ha limitado únicamente a utilizar su principal instrumento de política monetaria: el tipo de interés a corto plazo. A medida que la crisis se fue agravando, ha puesto en marcha toda una serie de medidas de política monetaria no convencional, con el objetivo de estabilizar los mercados financieros, facilitar el crédito y evitar una segunda Gran Depresión.

Por otra parte, el Banco de Inglaterra actuó frente a la crisis con un programa bautizado como Quantitative Easing (alivio cuantitativo), que no significaba otra cosa que empezar a inyectar dinero para reactivar la economía; así mismo decidió mantener los tipos de interés en su mínimo histórico y elevar el importe de su programa de recompra de activos mediante la emisión de reservas.


El estallido de la crisis puso de relieve el fallo de su diseño

La crisis económica y financiera que comenzó en el año 2008 ha puesto de manifiesto algunas debilidades relativas a la deuda soberana de ciertos países miembros, como Portugal, Irlanda, Grecia y España. Estos "valores débiles" no se limitan únicamente a los países de emisión de la deuda, sino que han sido mantenido por los bancos de otros estados miembros. En la medida en que los bancos autorizados para obtener préstamos del BCE han puesto en peligro la garantía, su capacidad para obtener préstamos del BCE, y por tanto la liquidez del sistema económico, se ha visto afectada.

La amenaza de la pérdida de liquidez ha llevado al Banco Central Europeo a llevar a cabo operaciones de rescate financiero. Sin embargo, la deuda soberana débil no es la única fuente en los últimos años de fragilidad en las operaciones del BCE. También lo fue el colapso del mercado en dólares de los Estados Unidos con las denominadas obligaciones de deuda colateralizada, que dio lugar a intervenciones a gran escala en colaboración con la Fed.

Las operaciones de rescate que implican la deuda soberana han incluido el desplazar temporalmente los activos tóxicos o débiles de los balances de los bancos con problemas al balance del Banco Central Europeo. Dicha acción es considerada como un acto de monetización y puede resultar una amenaza inflacionaria, mediante la cual los países más fuertes llevarían la carga de la expansión monetaria (y la inflación potencial) con el fin de salvar a los países miembros más débiles. La mayoría de los bancos centrales prefieren mover activos débiles de sus balances con algún tipo de acuerdo en cuanto a cómo seguirá siendo mantenida la deuda. Esta preferencia por lo general ha llevado al BCE a argumentar que los países miembros más débiles deben por un lado dedicar parte de los ingresos nacionales a garantizar la deuda y por otro reducir un amplio rango de los gastos nacionales para poder hacer frente a sus pagos pendientes que asfixian la economía.


Críticas a su funcionamiento

Hay autores que  piensan que la especulación es algo intrínseco a los mercados financieros y un verdadero banco central debe comprar deuda para evitar la vulnerabilidad a la especulación, asimismo intentar bajar el déficit público, recortando y recortando, para dar confianza a los mercados, es o una frivolidad que refleja una enorme ignorancia de cómo funciona el sistema financiero en la Eurozona o una manipulación para hacer creer que los recortes son necesarios para bajar los intereses de la deuda pública. El BCE es la única institución que puede comprar deuda pública de países con problemas porque es la única institución que puede imprimir dinero sin ningún límite. Como opina Vicenç Navarro el hecho de que el BCE no compre deuda pública de países con problemas de financiación se debe a que desea utilizar su presión para que los gobiernos de estos países tomen medidas que son altamente impopulares y que desea aplicar a fin de optimizar los intereses que representa, porque es un lobby de la banca europea y muy en especial de la banca alemana y del Bundesbank (el Banco Central Alemán).

Para otros autores, el BCE está muy influenciado por la política de ciertos gobiernos europeos y es manejado a su antojo, especialmente por los países financieramente más poderosos. El déficit democrático de las instituciones europeas también se deja sentir en los nombramientos del BCE.

Tampoco el BCE financia políticas de desarrollo y crecimiento económico para países o zonas en dificultades, como sí hace la Reserva Federal de Estados Unidos. En este sentido, varios grupos políticos españoles han pedido al BCE que actúe de esta manera.

Si el BCE hubiera actuado como la Reserva Federal Norteamericana, comprando toda la deuda pública soberana de los países del euro para acabar con la presión de los mercados y la especulación contra algunos países, no se hubiera llegado a la crisis de la deuda soberana y a sus contagios entre países.

Hay que tener en cuenta que la capacidad de actuación de los bancos centrales para afrontar los retos que plantea una crisis como la actual es siempre limitada, sin embargo las restricciones e inconvenientes que posee para la Eurozona son muy superiores a los bancos centrales de los países que sí poseen soberanía monetaria.

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