Una mala práctica hostelera: discriminación visible entre viejos y nuevos clientes
Existen numerosos motivos por los que un bar o cafetería puede tener éxito o no. Además de los motivos repetidos por las buenas prácticas hosteleras; limpieza, amabilidad, simpatía, calidad, etc... está aquello que llaman el "ambiente" y por supuesto la ubicación del local.
Sin embargo, hay otro práctica hostelera de la que no se suele hablar mucho, pero que irrita bastante a los nuevos clientes que entran a un bar o cafetería y que hace que no suelan volver.
La escena en algunos sitios es habitual, Entra uno o varios clientes al local piden una bebida,con tapa o no, y ven que a otros clientes que han pedido lo mismo o algo similar, les dan una pequeña tapa, unas patatas fritas, unas aceitunas, galletas saladas o algo para picar. Eso supone una discriminación visible entre viejos clientes y nuevos.
Dice un viejo dicho que el cliente siempre tiene la razón y es muy lógico tratar bien a los clientes fieles, pero no a la vista de los nuevos, que se sienten discriminados habiendo pagado lo mismo, siendo una razón, también muy lógica, para que no vuelvan al local.
Cuando dos clientes pagan lo mismo, nadie se debería sentirse discriminado, pero también conviene tratar bien a los clientes más fieles, ¿cómo resolver la situación? La forma es sencilla si los viejos clientes no están junto a los nuevos, por ejemplo, alejados en una mesa, pero si están próximos conviene tratar a todos por igual en lo que pequeños obsequios comestibles se refiere, porque es tan importante conservar la viaje clientela, que hacer nueva.
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