Reflexiones sobre la agresión grabada a una mujer en Barcelona (y las anteriores)



El agresor con una patada por la espalda a una mujer en Barcelona era reincidente, como parece lo demuestra un vídeo grabado en el verano de 2013 en el Paseo Marítimo de Benidorm, corriendo al tiempo que grita ¡Una entrada al tobillo! se dirige hacia dos chicas que van caminando, agrediendo a una con una patada de la que se logra zafar en parte.

Esperemos que sólo hayan sido estas dos agresiones. Sin embargo en un artículo del diario digital ABC, en un comentario al mismo, una mujer afirma que en un pasillo de El Corte Inglés, en Barcelona, le dio en un pie, cayendo y fracturándose un hueso, además de múltiples contusiones. Presuntamente los hechos ocurrieron en octubre de 2014, y el 28 de febrero de 2015 lo denunció a partir del famoso vídeo, pero no le pudo reconocer por el bigote y la barba. También lo denuncia en la página de Facebook de los Mossos d'Esquadra.

Se le imputaría un delito de agresiones, que puede llegar a ser delito de lesiones si estas son superiores a los diez días, como podía serlo en el caso del esguince de tobillo de la mujer en Barcelona. La reincidencia en el comportamiento no tendría relevencia jurídica al no existir una sentencia previa, pero sí podría considerarse como un delito continuado, algo más grave.

Al que (o a los que) grabó (o grabaron) las agresiones se les podría imputar un delito de vejaciones, o un delito contra el honor o la imagen. En todo caso, son encubridores.

Debemos de compadecer a sus padres y familia, que posiblemente no tengan culpa, pero también debemos recordar a toda la sociedad que los valores humanos no se aprenden en el colegio, sino en la familia, tutores y padres.

Asusta un poco la falta de empatía, de la que quiero pensar que es inconsciencia y no frialdad de pensamiento. Sus víctimas eran mujeres, como por desgracia suele ocurrir, no ya sólo en este, sino en otros delitos. Y al fin y al cabo ha tenido suerte, porque si los novios o maridos de las chicas agredidas llegan a rondar cerca, es probable que hubiera salido de la aventura con más de un golpe, y si hubiera tenido la mala suerte de que fueran delincuentes o mafiosos, hubiera tenido serias dificultades para salir sano y salvo.

Y no nos debemos olvidar de que tan culpables como él lo son los amigos que graban y ríen las gamberradas.

Esperemos que el agresor, y sus amigos, que insisto, son tan culpables como él de su conducta, se arrepientan sinceramente, pidan perdón a las víctimas, las indemnicen, cumplan las penas que los tribunales les impongan, y lleguen a ser ciudadanos normales.

Cumplida su deuda con sus víctimas y la sociedad, no hay porque ensañarse con ellos, pues al fin y al cabo no han cometido ningún daño irreparable. Otros que han matado y violado y han arruinado vidas están en la calle.

Y basta ya de violencia machista, que aunque esta sea de baja intensidad, no deja de serlo.

Todo esto nos debe hacer reflexionar como sociedad, recordando la famosa frase de Concepción Arenal: odia el delito y compadece al delincuente.
Jaime Arroyo


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