_photomodel_Jassi_1.jpg){kind=spacer}
Su denominación se debe a que en Brasil es muy habitual el uso de tangas muy pequeños y, en esos casos, es necesario este tipo de depilación. Su costumbre se ha extendido con el paso del tiempo al resto del mundo.
A la hora de hacer las ingles brasileñas, hay que tener cuidado a lo hora de depilar ciertas zonas del cuerpo que son sensibles.
La ladilla, insecto parásito que vive en el vello púbico humano, se está extinguiendo a causa de la tendencia en depilación íntima, que se puso de moda a mediados de los noventa. Según datos de Bloomberg, en la actualidad más del 80 por ciento de los estudiantes universitarios de los Estados Unidos eliminan parte o la totalidad de su vello púbico.
En Australia, la mayor clínica especializada en enfermedades de transmisión sexual asegura que no han tenido un caso de ladillas en mujeres desde 2008, y en los hombres, desde hace una década.
A través del láser y la luz pulsada, la cera o el afeitado, la depilación de la zona púbica es casi una obligación actualmente. En este sentido, tener vello en las zonas íntimas está totalmente pasado de moda, por lo que las ladillas están perdiendo su hábitat natural.
J Sisters, un conocido salón de belleza de la Quinta Avenida neoyorkina regentado por siete hermanas brasileñas, fueron las introductoras de la depilación brasileña, eliminando todo el vello púbico excepto una estrecha franja, en la alta sociedad de la ciudad en 1994. Rápidamente sus más de 200 clientas diarias se subieron al carro (entre ellas, celebrities como Sarah Jessica Parker), y empezaron a visitar el salón cada cuatro semanas para hacerse las ingles brasileñas por un precio de unos 60 euros la sesión.
Los motivos: estética, higiene y comodidad. Pronto, la moda empezó a hacer furor también entre el público masculino (especialmente en el entorno gay), y desde ahí, su progresión ha sido imparable.
0 comentarios:
Publicar un comentario