El poder destructivo de la gente negativa


Pocas cosas son tan dañinas como la gente negativa. Si esta gente son tus enemigos, puedes sencillamente pasar de ellos y mandarles a tomar vientos. Pero el problema surge cuando los negativos son tu madre, tu marido, tu esposa, tu pareja, un amigo, una amiga. Entonces no puedes mandarles a tomar vientos y el problema se agudiza cuando encima son buenas personas y te quieren. Pero te están machacando. Y a veces de lo lindo.

Que no cunda el pánico porque esto tiene solución. Hay tres posibilidades:

1.- Que el te transmite energía negativa es un desconocido, un compañero de trabajo con el que no te llevas bien, una relación a través de unos amigos que no te interesa o algo similar. La solución es bien sencilla: paso de tí.

2.- Que el que te transmite energía negativa es un familiar cercano o alguien que te quiere. Aquí nos sentimos mal y a veces nos hacen sentir mal. Como encarar esto. No es tampoco tan complicado. Ellos nos pueden querer mucho, pero eso no implica que tengan razón. Desde ese punto de vista les escucharemos, porque les queremos, pero no nos tienen que hacernos influir. No es fácil, pero tenemos que hacerlo.

Para ello tenemos que recurrir a la asertividad. Esta se diferencia y se sitúa en un punto intermedio entre otras dos conductas: la agresividad y la pasividad. Es un comportamiento comunicacional en el cual la persona no agrede ni se somete a la voluntad de otras personas, sino que manifiesta sus convicciones y defiende sus derechos.

La asertividad es una conducta de las personas, un comportamiento, pero también es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir o perjudicar, actuando desde un estado interior de autoconfianza, en lugar de la emocionalidad limitante típica de la ansiedad, la culpa o la rabia.

La asertividad hay que entrenarla y tenemos que tender a convertirnos en personas asertivas, que tienen las siguientes cualidades:

- Ver y aceptar la realidad

- Actuar y hablar en base a hechos concretos y objetivos

- Tomar decisiones por voluntad propia

- Aceptar los propios errores y aciertos

- Utilizar las capacidades personales con gusto

- Ser autoafirmativo, siendo al mismo tiempo gentil y considerado

- No ser agresivo

- Poder madurar, desarrollarse y tener éxito, sin resentimiento

- Permitir que otros maduren, se desarrollen y tengan éxito

- Pedir lo que se necesita, decir lo que se piensa, y expresar lo que se siente, con respeto.

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