Ver para creer. Si alguien cree que con los recortes sociales aprobados por el Gobierno se va a solucionar el despilfarro público va listo. Cuando hay una fuga y tapas un agujero pequeñito y vas haciendo grandes, como que no se soluciona. Esta ha sido una cortina de humo que han pagado en su mayor parte las clases menos pudientes y que además no son culpables de la crisis.
Una muestra de ello es la noticia difundida en la radio y aparecida en el diario "Malaga Hoy". La Junta de Andalucía impulsará el árabe como segunda lengua extranjera en la ESO. A través del Plan Integral para la Inmigración cuenta se han presupuestado 2.500 millones de euros anuales hasta el año 2013. La Consejería de Educación potenciará el estudio del árabe como segunda lengua extranjera en algunos institutos de Educación Secundaria de la comunidad para facilitar la integración del alumnado inmigrante, según el III Plan Integral para la Inmigración en Andalucía 2009-2013 (PIPIA), recogido por Europa Press.
Si tenemos en cuenta que el cacareado recorte de los sueldos de los funcionarios suponen 1.400 millones de euros anuales y que el capítulo 2 de gastos corrientes no se toca (ni se quiere tocar), está claro que el pretendido ahorro con los recortes sociales es de cara a la galería.
El aprendizaje del árabe, como el de cualquier otro idioma, es sumamente interesante. No podemos olvidar que en España hubo ocho siglos de dominación musulmana. Existen numerosas inscripciones en la Alhambra de Granada en árabe, por citar un ejemplo. Para el estudioso de la Historia Medieval su aprendizaje le puede atractivo, ya que es interesante leer los textos originales en vez de traducciones. También es útil para el lingüista y el traductor, y en general para todo apasionado de los idiomas. Es una lengua oficial en veinte países y cooficial en seis, además de ser una de las seis lenguas oficiales de la ONU.
Pero pretender que los muchachos de la ESO aprendan árabe sólo para facilitar la integración (que además no veo yo que tiene ver esto con la misma) y gastando alegremente dinero público (cuando no es de uno se gasta bien y sin problemas) es una demostración clara de que a muchos de nuestros políticos les queda muy grande el puesto.
En una comunidad autónoma con brutales tasas de paro y fracaso escolar no se les ocurre mejor bobada que esta, en vez impulsar idiomas que sí tienen futuro profesional, aparte del inglés, el alemán, el francés o el portugués, están el japonés y el chino. Y el que aparte quiera estudiar árabe porque es su gusto, pues que lo estudie, pero integrarlo en los planes de estudio y gastando alegremente dinero público en un momento que no estamos para dispendios revela la escasa preparación intelectual de gran parte de nuestra clase política.
Para finalizar, me pregunto, ¿sabrán en qué consiste el árabe?
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