Tras la nefasta gestión del anterior Presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, el Partido Popular fue votado masivamente por los españoles llegando a tener las mayores cotas de poder que ha llegado a tener un partido político en España.
Pero todo este potencial ha sido dilapidado y el Partido Popular sufrirá un terrible descalabro electoral, en el momento que la economía española está creciendo y España está saliendo de la crisis. Aunque haya políticos y gobernantes de este partido cuya gestión y comportamiento no tenga que ver nada con el del gobierno de Rajoy, éste les va a afectar o arrastrar en su caída.
Las razones son muchas, muchas más que los dedos de una mano, y entre ellas no está (o está en muy pequeña medida) la gestión de la imagen, que no ha sido buena, pero en el momento actual los ciudadanos quieren resultados y no imagen. Y no ven resultados, a pesar de que les bombardeen con los buenos resultados macroeconómicos.
Citaremos, entre otras, diez razones, quizá las más importantes.
1) Mentir en su programa e incumplirlo casi por completo
Mariano Rajoy había insistido, por activa y por pasiva, en que no se subirían los impuestos, no se recortaría en sanidad y educación, y se procuraría tocar lo menos posible a los funcionarios.
Una vez tomado el poder, el gobierno del Partido Popular estuvo en la inacción, ocultando lo que esperaba hacer hasta el resultado de las elecciones autonómicas de Andalucía. Y luego anunció la bomba: los recortes que les esperaban a los ciudadanos. El IVA subió brutalmente (cuando habían hecho campaña de todo lo contrario), se redujo la prestación por desempleo, se suprimieron derechos a los funcionarios y una paga extra, y se abarató el despido. Y todo con la excusa, nada creíble, de la herencia recibida. De seguro ya se sabían las catastróficas cifras de la incompetencia de ZP. Esto ocurría en un país con casi cinco millones de parados y un millón de personas atendidas en comedores sociales.
Las comparaciones son odiosas, pero al mismo tiempo, en Italia, el gobierno de Monti, anunció unos recortes mucho más suaves que los españoles (no se llegó a subir el IVA), y además un recorte del 20 % de los cargos directivos en la Administración pública y del 10 % en el resto de los niveles, limitación de gastos en coches oficiales hasta el 50 % y la supresión de la mitad de las diputaciones. La Ministra de Trabajo, Elsa Fornero, apareció llorando en la rueda de prensa. Aquí, los diputados del Partido Popular, celebraron la "fiesta de los recortes" con aplausos.
2) Optar por cargar la crisis a hombros de los ciudadanos para no tocar a los políticos
España tiene una administración pública hipertrofiada a consecuencia de los cargos políticos. Con la existencia de varias administraciones paralelas (central, autonómica, diputaciones, ayuntamientos), hoy por hoy, no se sabe el número de cargos políticos existentes, ni que le cuestan al ciudadano. Ni se sabe, ni se quiere saber.
La austeridad y los recortes se predican con el ejemplo, eliminando cargos políticos innecesarios y duplicidades (y triplicidades). Los políticos, por el contrario, para que no se tocara ni uno de sus privilegios, han optado por subir impuestos y reducir el gasto público vía reducción de funcionarios y sueldos, lo que ha repercutido a su vez en el consumo. La tan manida reforma de la administración que tanto vendió el Partido Popular ha sido el parto de los montes. Mientras descendían los puestos de funcionarios, en algunos casos aumentaban los de políticos.
A muchos políticos españoles se les llena la boca de hablar de las excelencias de la iniciativa privada, pero lo cierto es que sus condiciones laborales distan mucho de ser similares a las de cualquier trabajador, tanto en sueldo como en privilegios. Al mismo tiempo que pedían sacrificios a los ciudadanos, los diputados cobraban dietas de desplazamiento y manutención a pesar de disponer de una o varias viviendas en Madrid, y no admitieron a trámite una iniciativa legislativa popular por la cual los políticos españoles dejarían de cobrar del Estado terminado su mandato.
En esto, el Partido Popular, salvo honrosas excepciones, no ha estado sólo, sino bien arropado por el resto de los partidos.
3) Corrupción y protección de las castas políticas, financieras y energéticas
No nos engañemos, la corrupción política está generalizada en España y más allá de las siglas, está relacionada con las cuotas de poder que detentan los partidos, para muestra, no hay más que observar el Corruptódromo.
El caso Bárcenas, el caso Gurtel, el caso Rato son unas cuantas muestras de corrupción que al Partido Popular le van a a pasar factura electoralmente.
Íntimamente relacionada con la corrupción está la protección a las oligarquías que están frenando el desarrollo y el progreso de España: las oligarquías políticas, financieras y energéticas, conocidas en el argot popular, como las "castas".
La intención de transparencia y limpieza por parte del gobierno del Partido Popular ha sido nula. La ley de transparencia es otro de sus partos de los montes. En España existen 17.621 aforados, según cifras de el diario El País, ostentando el récord mundial en este sentido. En Alemania y Estados Unidos no hay ninguno.
La protección a los políticos, por parte del gobierno del Partido Popular es tal, que los ciudadanos no llegan a entender como sigue pagando religiosamente las facturas a Artur Mas, cuyo gobierno antisocial recorta sin piedad y actúa abiertamente con deslealtad hacia el Estado, mientras los ciudadanos, incluyendo a los catalanes, son expoliados sin piedad.
Tampoco entienden los abusivos privilegios de la banca, que rescatan los ciudadanos con su esfuerzo (a cada trabajador le ha costado 14.000 €), obteniendo como agradecimiento brutales y vergonzosas subidas de las comisiones. Ni tampoco las vergonzosas subidas de la luz que han hecho de nuestro país uno de los más caros del mundo en cuanto a tarifas eléctricas. Eso sí, las llamadas puertas giratorias garantizan que nuestros políticos, cuando abandonen la política, tengan un "puestazo" en sus consejos de administración.
Mientras los españoles no se convenzan de que es mejor votar a alguien decente de otras ideas que alguien corrupto de las propias (también lo dijo Julio Anguita), el problema de la corrupción no dejará de existir.
4) Gestión antisocial y falta de empatía
La sensación generalizada entre ciudadanos y pequeños empresarios es que el gobierno de Rajoy gobierna para el IBEX 35 y el grupo de Ángela Merkel en la Unión Europea.
España es el segundo país de la Unión Europea con más desigualdades sociales, según el coeficiente de Gini, tras Letonia y por delante de Portugal, Grecia e Irlanda, y lejos de Italia, Francia o Alemania. Esta situación, que debería preocupar a un gobierno racional, da la sensación de que no le interesa lo más mínimo al gobierno de Rajoy, incluso llegando a poner en duda un informe de Cáritas sobre pobreza infantil, en el que España queda muy mal parada, al ser el segundo país de Europa en pobreza infantil.
¿Cómo se ha llegado a esta situación? La respuesta es bien sencilla, por políticas económicas egoístas y con falta de conciencia social: políticas que actúan contra los salarios de los trabajadores, recortes a discapacitados, dependientes y cuidadores, disminución de ayudas sociales, abaratamiento del despido, disminución de las ayudas por desempleo, aumento de las tasas universitarias, disminución de las becas, brutal aumento de los impuestos indirectos (España tiene el IVA de los servicios funerarios más alto del mundo).
¿Era posible otra política? Por supuesto que sí. Con la racionalización de la estructura de la administración, se hubiera ahorrado sobre un 30 % de gasto innecesario del Estado y no hubieran hecho falta recortes sociales.
Ese coeficiente de Gini, que actualmente es del 0,350, se va acercando peligrosamente al 0,4-0,5, que es cuando el descontento social se traduce en peligrosas revueltas ciudadanas, que terminan dando el poder a veces a opciones políticas demagógicas y con aspectos dictatoriales, pero de la desigualdad y corrupción previas nadie se acuerda, como ocurre actualmente en Venezuela.
El descontento y desencanto de los partidos tradicionales ha hecho irrumpir en escena otras formaciones políticas como Podemos o Ciudadanos, de los que no engañen el Partido Popular, ni el Partido Socialista, ellos han sido los que han hecho que se eleven y les coman cuota de poder.
5) Ausencia de una verdadera política económica y contra el desempleo que beneficie a los ciudadanos
¿Tiene el gobierno del Partido Popular auténtica política económica y auténticos planes para combatir el desempleo? La respuesta es no. Sus objetivos han sido el ajuste fiscal reclamado desde Europa, subiendo impuestos a los ciudadanos, recortando funcionarios y sueldos públicos, para no tocar ningún puesto político. Sus planes contra el desempleo han sido algún gesto de cara a la galería a los emprendedores, alguna ayudita, que no ayuda nada cuando, además de falta de iniciativa empresarial, todo son trabas y pagos previos a la hora de montar cualquier empresa. ¿Qué planes puede haber para el desarrollo económico del país cuando se denigra y recorta a la investigación y a la enseñanza y las tarifas energéticas son carísimas?
La política de salarios bajos ha generado una degradación del trabajo que ha hecho que una gran parte de los jóvenes españoles con titulación universitaria haya decidido emigrar al extranjero. En ningún país se habría consentido esta fuga de cerebros y potencial. Por el contrario, desde la altas instancias se anima a los jóvenes a salir al extranjero, cosa que no es mala, pero no confundamos los términos, una cosa es salir a aprender idiomas, conocer otros países o una estancia postdoctoral y otra muy distinta es salir porque no te queda más remedio, al negarte tu país el pan y la sal.
El Partido Popular dijo que la lucha contra el desempleo sería su primera prioridad. Incluso los recortes habrían estado justificados con ese fin, pero no era esa su prioridad, sino que escampase la crisis para que el tinglado político continuara intacto.
Sin un sueldo digno, no existe trabajo digno. Dignificar el trabajo es hacerlo crecer. Y no al contrario, que bien demostrado está. Cuando se gana poco y se trabaja mucho, es la ocasión propicia para el timo, la delincuencia, el vivir de las ayudas y la picaresca, no lo olvidemos.
6) Desprecio a la enseñanza y a la investigación
No sólo el Partido Popular, sino una también una gran parte de los ciudadanos, desprecia el trabajo de los docentes. Estúpida, inculta y absurda forma de pensar que termina condenando a los países a la miseria y al fanatismo. Docentes, como en todos los sitios, hay buenos, malos y peores, y en la docencia hay mucho que mejorar, pero no son razones para despreciar lo que constituye la base de las sociedades avanzadas. La demostración es bien sencilla, cójase la renta per cápita de cualquier país y póngase en relación con su nivel de enseñanza e investigación. El caso de Irlanda lo demuestra. Este país hizo un gran esfuerzo en mejorar la enseñanza y la investigación y ahora está recogiendo sus frutos. Además de poder pagar el rescate europeo, está creciendo económicamente de forma notoria.
La universidad española es la segunda más cara de Europa después de la británica, y por desgracia este nivel no se corresponde a su calidad. La brutal subida de tasas y la disminución de las becas ha hecho de la educación universitaria un privilegio que muchas familias no se pueden permitir o lo pueden hacer a duras penas, en vez, como debiera ser, un derecho. La reducción de ayudas a la investigación es otra barbaridad.
Como en otros puntos, el Partido Popular no está sólo. A muchos partidos la enseñanza y la investigación les importan un pimiento, acaso les puede importar para adoctrinar. Y lo que es peor, muchas ciudadanos parecen estar de acuerdo.
7) Imagen de soberbia y cierta estupidez
El gobierno del Partido Popular está dando una imagen de arrogancia, soberbia y altivez, que le va a perjudicar notablemente en las citas electorales.
Tiene a un Rajoy que se niega a reconocer errores y sigue insistiendo que si el IBEX 35 va bien, a los ciudadanos les va bien. Aduladores no falta en los partidos (por la cuenta que les trae) y no dudan, como en el cuento de El traje nuevo del emperador, hacer pasar por creíble lo que absolutamente increíble.
Como el pasaje de Las Mocedades del Cid, el lema de Rajoy es Procure el principal, en todo caso acertalla, pero en caso de no acertalla, sostenella y no enmendalla. Ha perdido votos a mansalva de empleados públicos, autónomos, votantes conservadores, pero no rectifica en sus políticas, ni hace algo tan humano, como es simplemente reconocer los errores.
Si a esto añadimos, comportamientos absurdos, como no prever el impacto del aumento de la desigualdad en el número de votos, enfrentarse a los internautas, apretar las tuercas a los autónomos, fastidiar (a veces gratuitamente) a los funcionarios, o pagar las facturas de quien, además de no cumplir te está poniendo verde (léase Artur Mas), además está dando una imagen de estupidez y de desconexión con la realidad que no le beneficia en nada, porque la estupidez en política termina dando una imagen de inseguridad de la que huye cualquier votante.
8) Política contra los internautas
La polémica Ley de Propiedad Intelectual, implantó mal llamada Tasa Google, ahora rebautizada por los internautas como Canon AEDE, con el fin de tener una prensa dócil. Se rumorea por los mentideros de Internet que este canon fue el regalo del Gobierno a cambio de la cabeza de Pedro J. Ramírez y los directores de El País y La Vanguardia, en una operación planeada por Soraya Saénz de Santamaría.
A consecuencia de ello, como Google no quiso tragar con la mordida, porque no se puede calificar esta tasa de otra manera, cerró en España Google News, siendo el único país occidental en que ha sucedido.
Todo ello generó un monumental enfado de los internautas informados y un ridículo en la prensa internacional, que desde luego no va a beneficiar en nada al gobierno del Partido Popular, al que dicho sea de paso, Internet le importa un pairo, actitud equivocadísima, ya que además de ser una fuente de riqueza y empleo, muchísima gente acude al mismo y la inmensa mayoría joven, siendo cada vez es más importante como medio de opinión, que han sabido aprovechar otras formaciones políticas, como Podemos.
8) Deuda pública desbocada
La deuda pública española es absolutamente insostenible y los votantes informados lo saben. Incluso algunos economistas, como Roberto Centeno, piensan que esta es todavía mayor y se han maquillado los datos. Es cierto que en el momento actual, los intereses no pueden ser mejores (son incluso negativos), pero hay que empezar a pensar en el medio y largo plazo.
Actualmente ronda el 98 %, acercándose a la peligrosa cifra del 100 % que significaría que todos los ingresos de España en un año (PIB) serían igual a lo que debe. En el año 2009 estaba en el 42 % del PIB y en 6 años se ha doblado.
Las causas están claras, la insuficiencia de los ingresos, y la falta de interés por controlar lo que nos cuestan los políticos y sus enchufados a los españoles. Mientras en España el paro siga en niveles superiores a la gran depresión estadounidense de 1929 este tema va a tener difícil solución.
La Unión Europea ha instado al gobierno español a que tome alguna medida. Como a esta alturas de la película, ya se sabe que no va a tocar los gastos políticos, los funcionarios y los que dependen de los servicios públicos sospechan que van a ser los próximos paganini.
10) Fragilidad de la recuperación económica
La situación macroeconómica en España está mejorando y es un hecho, sin embargo sus causas poco tienen que ver con las políticas del Gobierno, están mejoría no está beneficiando a la mayoría de la población (la mayor parte ve el futuro muy negro) y esta recuperación es frágil.
Un pequeño empresario, que tenía una pequeña fábrica de embutidos, me dijo: saldremos los españoles de la crisis, a pesar de los políticos. Gran parte de la salida de la crisis se debe a la fortaleza de las exportaciones del sector agroalimentario.
España es un país completamente dependiente del petróleo, si la media de la Unión Europea está en un 50 % aproximadamente, ese porcentaje en el caso de España ronda el 80 %. Por lo tanto, cualquier bajada por mínima que sea, va a influir enormemente en la economía española. No olvidemos, la íntima relación existente entre crisis económica y precios del petroleo
Si tenemos en cuenta que el precio del petróleo hace un año estaba a 115 $ el barril y actualmente está a 80 $, esto quiere decir que su precio ha bajado un 30 %.
Por otra parte, la devaluación del euro también ha influido para bien en la economía española, ya que las exportaciones suponen un 2,4 % del PIB, y son claves en algunos sectores, como el agroalimentario.
Como se puede observar en el siguiente gráfico, obtenido de invertia, en diciembre de 2013, el euro valía 1,38 dólares, hoy vale 1,20
Como se puede comprobar, la recuperación de la economía española depende de circunstancias coyunturales, como el petróleo o el dolar, en vez de depender de otras más valiosas, como la tecnología o la innovación.
Jaime Arroyo
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