La Batalla de Borodino, por Peter Von Hess |
La rivalidad con Gran Bretaña, las enemistades monárquicas con España y Austria y el recelo de llevar consigo parte de las ideas de la Revolución Francesa hicieron que los monarcas de Europa se unieran contra él. El continente se ve sacudido por terribles guerras, las llamadas guerras napoleónicas.
En 1805, en la batalla de Austerlitz (antes Austria, hoy República Checa), también conocida como la batalla de los Tres Emperadores, el ejército francés al mando del emperador Napoleón Bonaparte derrotó al ejército ruso-austríaco bajo mando del Zar Alejandro I de Rusia y del emperador Francisco II del Sacro Imperio Romano Germánico tras casi nueve horas de combate.
En 1812, el zar Alejandro I adopta una posición favorable hacia Gran Bretaña. Napoleón le requiere para que se abstenga de toda complicidad con los británicos, pero el zar se niega. Entonces reúne al mayor ejército conocido hasta entonces y emprende una larga marcha para invadir Moscú.
El ejército ruso adopta la táctica de tierra quemada y no emprende combates decisivos, exasperando al emperador francés, que buscaba, ante todo una batalla que fuera una victoria gloriosa. Sin apenas resistencia, las tropas rusas van avanzando por territorio ruso.
El nuevo generalísimo francés, Mijaíl Kutúzov, espera hasta que el grueso de las fuerzas francesas estuvieran a menos de 125 km de Moscú antes de enfrentarse a ellas. Kutúzov seleccionó un área eminentemente defendible cerca de la aldea de Borodinó.
Mijail Kutuzov, cuadro de Volkov |
El generalísimo ruso había preparado bien el terreno y fortificado las defensas. Napoleón, el genio militar, no sopesó bien esta posibilidad, ya que se había acostumbrado a que los rusos no presentaran batalla. Otras fuentes hablan de que el emperador francés estaba aquejado de unas fiebres y no se encontraba bien. En todo caso, atacó de forma frontal y en la confusión, los franceses no ganaron la batalla...
Napoleón cerca de Borodinó, por Vasili Vereshchaguin |
En todo caso, fue una batalla increíblemente sangrienta, ya que en un día se ha dado de unos 125.000 muertos, lo que la convierte en una de las batallas mas sangrientas de la historia de la humanidad, aunque la anterior cifra podría ser algo exagerada, ya que otras estimaciones son de 66.500 muertos. En todo caso, fue la batalla más sangrienta de las guerra napoleónicas y una de los más en este sentido de la historia contemporánea, ni siquiera excedida por el Primer día de la Batalla del Somme en 1916, ni por ninguno de los tres días de la Tercera Batalla de Nanking en 1864.
La batalla sirvió para que los franceses pudieran entrar en Moscú el 14 de septiembre de 1812, ciudad que encuentran abandonada, sólo quedando los que, sin posibilidades, no han podido huir. Muchos saboteadores rusos, ex convictos perdonados, van prendiendo fuego a la ciudad en actos de sabotaje.
Napoleón se encontró Moscú en llamas |
El hambre, el frío, las enfermedades y la deserción de tropas, principalmente extranjeras (2.000 españoles que habían decidido integrarse en el ejército francés se unieron a los rusos, dándoles el Zar Alejandro I la oportunidad de alistarse en sus filas) hicieron el resto. Sólo el 20 % de los hombres de Napoleón sobrevivieron a la campaña rusa, que sirvió para demostrar que Napoleón no era invencible.
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