En septiembre de 2004, en la localidad de Beslán, en Osetia del Norte, el terrorismo alcanzó unas terribles cotas de bestialismo y de degradación humana.
El desenlace de la escuela de Beslán fue enormemente sangriento (Fuente: Mark Humphrys) |
Una de las estrategias del independentismo checheno fue el uso del terrorismo como arma de guerra, causando el mayor daño posible a población civil indefensa, llegando incluso a la utilización de mujeres terroristas suicidas, shadidkas o viudas negras. En algunos grupos terroristas fundamentalistas, se han producido situaciones esperpénticas, al ser la estrategia del propio grupo terrorista, violar a estas mujeres, para abrirles luego una vía de escape, que no es otra que la del suicidio, como se comprobó tras la detención de Samira Jassin, acusada de ordenar y planear violaciones de jóvenes y niñas a las que convencía para en ataques suicidas asegurándoles que sólo así podrían lavar su vergüenza. En el ataque a la escuela de Beslán había dos mujeres suicidas.
El 1 de septiembre de 2004, unos 30 hombres y mujeres armados, de origen checheno e ingusetio, irrumpieron en el colegio de Beslán, tomando como rehenes a 1181 personas, de los cuales la gran mayoría eran niños. Los terroristas pedían la retirada de las tropas rusas de Chechenia y la soberanía de la República de Chechenia.
El 2 de septiembre, las conversaciones fracasaron y los terroristas se negaron a permitir la entrada de comida, agua y medicamentos para los rehenes, por lo que las condiciones empeoraron con rapidez. Muchos rehenes, especialmente los niños, se quitaron la camisa y otras prendas de vestir para aliviar el insoportable calor que hacía dentro del edificio. Debido a la insoportable sed tuvieron que beberse su propia orina.
El 3 de septiembre, se desconoce el origen del desenlace, aunque parece ser que una de las bombas de los terroristas explotó casualmente, y en ese momento, las fuerzas especiales rusas antiterroristas (Alfa y Výmpel) llevaron a cabo su plan de acción de rescate de los rehenes. Reinó el caos, mientras las fuerzas especiales intentaban entrar en la escuela, protegían la huida de los rehenes. Además de las fuerzas especiales, también participó el ejército regular y tropas del Ministerio de Interior, así como helicópteros de combate y al menos un tanque. Muchos civiles también se unieron a la batalla portando sus propias armas. Es muy posible que algunos de los militares muertos lo fueran a causa del fuego amigo
Los secuestradores provocaron más explosiones y asesinaron a rehenes, destruyendo totalmente el gimnasio e incendiando buena parte del edificio, mientras los comandos de las fuerzas especiales perforaban las paredes para permitir la huida a los rehenes. Hacia el mediodía, dos horas después de que se iniciara el asalto, las tropas rusas tenían bajo control casi todo el colegio, pero tres terroristas fueron localizados en el sótano con varios rehenes. Fueron abatidos, aunque antes asesinaron a los rehenes. Uno de los terroristas fue linchado por civiles tras ser capturado por policías.
Según el relato de sobrevivientes, algunas niñas de unos 15 años fueron sacadas a la fuerza del gimnasio y violadas por los miembros del comando terrorista, según contó Indira Dzetskelova, madre de una niña sobreviviente. Varias niñas fueron violadas y sodomizadas por varios hombres. No contentos con la violación, los terroristas utilizaron sus armas de fuego y otros objetos, como botes de pegamento, para penetrar a las víctimas, mientras que a los otros rehenes les obligaron a observarlo. Los terroristas se reían tras violar y hacer sangrar a las niñas. Lo que pocos saben es que algunas de las niñas murieron como consecuencia de haber sido violadas con objetos. El daño interno fue tan grave que al no recibir atención médica inmediata, las niñas murieron desangradas. Las que lograron sobrevivir necesitaron varias intervenciones de cirugía reconstructiva y recuperaciones dolorosas.
Niñas violadas y asesinadas por los terroristas (Fuente: Colonel Neville) |
Gran parte de los diarios eligieron la palabra infierno para reflejar el sangriento epílogo de la crisis en la escuela de Beslán, con testimonios de sobrevivientes e imágenes de la tragedia.
Entre tanta inmundicia humana, también se produjeron casos sublimes de heroísmo por parte de las fuerzas especiales rusas Alfa y Výmpel. Salvaron a los niños pagando el precio de sus vidas. En una de las paredes de la antigua escuela de Beslán está escrito: Alfa y Výmpel, gracias muchachos.
Soldado de las tropas de élite con una niña de ocho meses (Fuente: Voltairenet) |
Lamentablemente, gran parte de la prensa europea informó muy mal de estos hechos. A veces con una notable falta de fuentes e información, y en otra, intentando justificar a los terroristas por la situación en Chechenia. Las violaciones de derechos humanos por parte de Rusia en Chechenia nunca pueden justificar la tortura y el asesinato de niños inocentes. Una injusticia jamás justificará otra.
La intervención de las fuerzas especiales rusas no estaba programada, según afirmó el presidente ruso Vladimir Putin. Tal y como se afirmó en algunos medios de comunicación, su popularidad había caído, pero los hechos demostraron lo contrario. El presidente norteamericano, George W. Bush, ofreció su apoyo en la crisis de Beslán, lo que reforzó la cooperación entre ambos países. Hubo manifestaciones masivas en toda Rusia. Y lejos de desmarcarse de Rusia, los osetios del Sur manifestaron su deseo de unirse a los osetios del norte, donde se halla Beslán, lo que acabaría, por desgracia, en una guerra, al ser acusada Georgia de haber permitido en sus frontera un santuario para los rebeldes chechenos.
La causa del terrorismo checheno recibió condenas de todas partes del mundo, incluidas organizaciones islámicas, incluso wahabíes. Lejos de reforzar la causa del independentismo checheno, el gobierno ruso recibió justificación para incrementar la lucha antiterrorista. Cuando se produjo el sangriento atentado de la maratón de Bostón, en abril de 2013, Putin recordó a muchos norteamericanos, que los que para ellos eran rebeldes chechenos, en realidad eran terroristas.
Los familiares y las víctimas cobraron indemnizaciones cuantiosas, y muchos de ellos, desgraciadamente, cayeron en el alcoholismo. Hoy día, los supervivientes siguen necesitando ayuda psicológica.
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