John Cisna de Ankeny, profesor de ciencias de educación secundaria en Iowa (Estados Unidos), de 54 años, se dispuso hacer un experimento para comprobar si podía adelgazar comiendo comida rápida.
La idea era poder comer cualquier alimento en McDonald's y equilibrarlo en el resto del día. Así lo hizo en el desayuno, el almuerzo y la cena, pero con estrictas limitaciones nutricionales diarias de 2.000 calorías, intentando estar cerca de los aportes dietéticos recomendados para nutrientes como hidratos de carbono, proteínas, colesterol, etc.
Cisna se acercó al dueño de la franquicia local de McDonalds y el propietario estaba tan interesado en ver los resultados que accedió a proporcionar esos 90 días de comida a Cisna de forma gratuita.
Mientras tanto, los estudiantes de Cisna utilizaban la información nutricional en línea McDonald para planificar las comidas diarias de su profesor, asegurándose de seguir las limitaciones nutricionales que se había propuesto.
Cisna no sólo tomaba ensaladas en el McDonalds, sino también Big Macs, cuartos de libra con queso, además de conos de helado y batidos. Hacía alguna comida más ligera y luego otra más pesada, desayunos con frutas y leche desnatada o almuerzos con ensaladas.
Durante el experimento, también comenzó a caminar 45 minutos al día.
En el día 90 del experimento, Cisna informó que había perdido 37 libras, 17 kilos, y su colesterol se redujo de 249 a 170.
La moraleja de esta lección no es comer más en McDonald's, dijo Cisna, sino de prestar atención a su alimentación diaria y a lo que se come.
La conclusión de este experimento, según Cisna, es que todos tenemos opciones y que son nuestras decisiones son las que nos convierten en gordos, no McDonald's.
Está sorprendido por la gran mejora en su sangre, ya que su lipoproteína de baja densidad, o colesterol malo, ha caído de 173 a 113 durante el experimento de 90 días.
La directora de Nutrición de McDonald's en Estados Unidos, Cindy Goody, no ha ocultado su simpatía hacia el experimento, que de forma intencionada o no refuerza el mensaje que quieren transmitir las compañías de comida rápida o de refrescos en los últimos años: nosotros te damos alternativas ligeras, y si engordas no es por nuestra culpa, sino porque tus elecciones o tus hábitos no son saludables.
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