Uno de ellos es Pedro Luis Gallego Fernández, de 56 años, conocido como el violador del ascensor, ejemplo de violador reincidente y sin cura. Su condena hasta hasta el año 2022 ha sido abruptamente cortada por la aplicación de la derogación de la doctrina Parot, a pesar de las promesas del actual gobierno de Mariano Rajoy.
Se considera por parte de varios medios y especialistas su liberación de "riesgo extremo", debido a su patológica voracidad sexual que le llevó a cometer 2 asesinatos (de dos jóvenes de 17 y 23 años) y 18 violaciones en los ascensores que reparaba como mecánico.
Empezó su historial delictivo y de agresiones sexuales a los 19 años. El padre de Leticia Lebrato, una de las jóvenes asesinadas, ha declarado que volverá a robar y violar como hacía y como hizo con mi hija en cuanto se le acabe el dinero que tenga.
El otro es Valentín Tejero, de 52 años, asesino de la niña Olga Sangrador, cometido en 1992 en Villalón de Campos, Valladolid. Poseía un historial previo de exhibicionismo, intentos de violación y una violación previa de una joven de 17 años.
En uno de los permisos penitenciarios aprovechó para planificar el crimen. Acude a las fiestas de Villalón de Campos, donde engaña a la niña Olga Sangrador, de 11 años, llevándosela a 150 kilómetros lejos de su casa, hasta Tudela de Duero, donde la tortura, la viola y la entierra. Dejando a la niña casi enterrada, vio que se le movía un brazo y le pasó por encima con un todo terreno, su coche.
De acuerdo con la legislación que se les va a aplicar, son personas libres y no se les puede aplicar ningún tipo de vigilancia o seguimiento.
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