España es más que políticos y empresarios corruptos; Urdangarines; envidias, miserias y borreguismos populares. Es más que una nación de paro, pobreza, y corruptelas. Frecuentemente hablamos de lo malo y no pensamos que lo bueno existe.
España también es una nación de héroes.
Fue heroica la actuación de los bomberos ante el terrible accidente ferroviario en Santiago de Compostela.
Pero si ya eran grandes, más les ha ha hecho su actitud ante el terrible accidente ferroviario del día dejulio en Santiago de Compostela. Acordaron suspender la huelga que habían iniciado el 22 de julio para ayudar y respetar el luto oficial de siete días en Galicia.
Los bomberos, que han reanudado la huelga con carácter indefinido, coincide con la fecha en la que se implanta un nuevo calendario laboral para los trabajadores de estos siete parques que consideran "ilegal a todas luces" por la "distribución irregular de la jornada".
Muchos de nuestros políticos desprecian y atacan los servicios públicos, pero bien les alaban cuando a ellos les interesa. Pura hipocresía. Si las cosas salen mal es por culpa de los servicios públicos, y si salen bien es gracias a los políticos.
Ha trascendido la historia de Pedro, uno de los bomberos que participó en el rescate de las víctimas. Ha podido dormir, pero no descansar. Preparaba la cena en Santiago, donde vive, antes de salir a disfrutar de las fiestas del Apóstol. Minutos después de las 21:00 (es decir, poco después de las fatídicas 20:41 horas) se fue a la zona cero de Angrois y ya no se movió hasta la madrugada. Mejor dicho, se movió todo lo que pudo, procurando no pensar, "con la adrenalina del momento", sacando más muertos que vivos de los vagones del tren Alvia siniestrado.
Setenta bomberos que no tenían que trabajar o que se sumaron a la huelga fueron movilizados, explica José Luis Pareja, portavoz del comité de empresa del parque de Ordes, otra localidad cercana. Algunos garantizaron el servicio en sus comarcas. Otros, como Pedro, fueron a Angrois.
"Nos tocaron los vagones peores, los que estaban contra la cuneta, destrozados", relata. ¿A cuántas personas sacó de ese infierno? "¿Vivas o muertas?", responde. "Heridos, un par", dice. El resto, muertos. Y Pedro se quedó allí seis horas sacando a personas de los vagones. "Muchos", se limita decir.
"Fue una situación fuera de lo normal, trágica, dantesca, macabra". A Pedro se le acaban los adjetivos a los que no para de darle vueltas. "En el momento no lo piensas. Pero después, cuando llegas a casa, paras, ves las imágenes, empiezas a recordar... Empiezas a darle vueltas, y más vueltas".
Además poseen la característica que poseen los héroes: la humildad.
Pedro dice no ser un héroe, y explica el suyo como un comportamiento normal y, lejos de extraordinario, muy común entre todos los que se acercaron a la zona cero. Él lo volvió a hacer al día siguiente, ya como voluntario de la Cruz Roja.
Fotografía del diario La Voz de Galicia, que dio la vuelta al mundo
Además hubo más héroes. Fue heroica la actuación de vecinos, policías, psicólogos y personal sanitario. A los que hay que añadir turistas, peregrinos y gente que simplemente estaba de paso.
Las historias de Pedro y de José son como la de tantos policías y médicos que sin preguntar a nadie, sin buscar protagonismo, sin querer salir en un artículo como este, reaccionaron y simplemente se presentaron donde eran necesarios sin hacer más preguntas. "Como los vecinos, que con picos, palas, palés y mantas iban ayudando como podían".
"Es imposible sacar algo positivo de una tragedia de estas características pero si hay que destacar algo es el ejemplo de solidaridad que se ha mostrado por parte de todos".
Son palabras de María Cortés, médico de Urgencias del Hospital Clínico de Santiago de Compostela, quien, como muchos otros profesionales, no dudó en acudir al hospital para atender a las víctimas del accidente de tren, que ha dejado 78 muertos y más de 140 heridos.
Como ella, hay muchos héroes anónimos que desde el primer momento, en las vías, hasta las últimas horas, ofreciendo apoyo y alojamiento a los que aún están en Galicia, han establecido una única prioridad: atender a las víctimas de esta tragedia.
"A los hospitales acudieron médicos de vacaciones, de baja por maternidad, de libranza. Nadie lo dudó", ha explicado a RTVE.es Cortés. "Había más médicos que heridos en los centros pero daba igual, todo el mundo quiere colaborar y las manos en estos casos no sobran", asegura una anestesióloga.
Según Ángel Paz, bombero del Cuerpo Municipal de Santiago, "Mientras los bomberos y policías hacíamos esfuerzos físicos sobrehumanos para sacar a la gente atrapada, los vecinos apoyaban e incluso curaban a los heridos, a los que no podíamos atender nosotros hasta que llegaran los servicios sanitarios", ha manifestado Paz.
"Todos éramos uno", dice, para añadir: "La gente le echó mucho valor, ni siquiera nosotros estamos preparados para semejante catástrofe, pues imagínate gente de la calle sin ninguna preparación, pero ahí estaban".
Médicos, enfermeros, bomberos, agentes de la policía local, nacional y de la Guardia Civil, miembros de Protección Civil, del 061, de la Cruz Roja y voluntarios. Centenares de profesionales que estos días han sobrepasado con su energía y fuerza cualquier dispositivo establecido.
"Los policías trabajaron como bomberos para hacer de grúas humanas y entre todos atender las situaciones más dramáticas. Necesitábamos muchas manos, muchos brazos", ha afirmado Ángel Paz.
Psicólogos de toda España se ofrecieron a ir a atender a los familiares de las víctimas mortales en tan duros momentos. Ha habido que pararles incluso porque la atención casi sobraba.
Pero no solo ellos, las colas de gente donando sangre fueron, en las primeras horas, "espectaculares", según aseguran en los centros sanitarios. Respondieron con creces al llamamiento de urgencia que se hizo.
Sorprende ver cómo turistas o peregrinos que llegan a Santiago exhaustos tras hacer el camino preguntan nada más llegar: ¿dónde puedo ir a donar sangre?
Hasta el centro de atención a las víctimas se han acercado vecinos de Santiago preguntando "¿puedo hacer algo?, ¿puedo ayudar?". En este caso, poco pueden hacer, solo profesionales cualificados pueden hacerse cargo de la atención psicosocial que requieren los familiares ante el shock vivido.
Residencias universitarias, centros religiosos y casas particulares han puesto sus camas a disposición de todos los que estos días duermen en Santiago porque tienen algún familiar ingresado tras el accidente o, peor, porque esperan para poder trasladar el cuerpo para poder enterrarlo.
Además, hoteles de la ciudad han puesto en marcha la iniciativa 'banco de camas' también para el mismo fin.
En los momentos más trágicos y con más movimiento en la ciudad los taxistas tampoco dudaron en trasladar gratis a los familiares de los afectados que buscaban a sus seres queridos desesperadamente.
Todas estas noticias, dentro de una terrible tragedia, alientan la esperanza. El mundo quizá no es tan malo como pensamos.
Jaime Arroyo
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