Primer fin de semana de diciembre, 2012. Bajan las pensiones (lo que es en realidad no adecuarlas al coste de la vida), los discapacitados se manifiestan por la reducción de las ayudas…
…suben los impuestos, la luz, quitan la paga extra a los funcionarios, suben las tasas universitarias, se reduce el presupuesto de sanidad…
“No queda más remedio”, se nos repite por activa y por pasiva. "Recortes dolorosos, pero imprescindibles". "No hay otra solución". “Son recortes imprescindibles”. Palabra mágica: “imprescindible”.
Pero los ciudadanos que no son tontos y están bien informados, se dan cuenta que no se recortan prebendas políticas, número de enchufados, duplicidades y triplicidades, etc. No hay dinero, pero como si lo hubiera, como ejemplo las cadenas públicas siguen sin emitir anuncios. En esto último, puede que Vd. opine que le parece bien, pero piense que al final va a salir de su bolsillo.
Y otro gasto “imprescindible”: los pinganillos del Senado. Da la sensación de que los senadores españoles deben ser tan inútiles y tuercebotas, que uno de Orense no se puede entender con uno de Valencia y necesitan traductores, como en la ONU.
Los pinganillos del Senado son la demostración de la estupidez y la poca vergüenza de gran parte de los políticos de este país.
Y las personas, servicios e instituciones de asistencia a los discapacitados son la demostración de la calidad humana y la dignidad de este país.
Menos mal que existe en la sociedad una cara y una cruz. Si no, era para pegarse un tiro.
Jaime Arroyo
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