Los votos que consigue un partido son los obtenidos a partir de la siguiente ecuación:
Votos = Votos mínimos + Votos obtenidos – Votos perdidos
Los votos obtenidos dependen de la capacidad de convencimiento y los votos perdidos de los votantes decepcionados.
No obstante, podemos despejar el primer término de la ecuación:
Votos mínimos = keia x Afiliados + keii x Incondicionales
El número de afiliados de un partido son votos fijos. Normalmente este dato lo facilitan los partidos políticos y se supone que es un dato fiable y cierto (PP, 707.000 militantes; PSOE, 360.000; IU, 55.000). Este dato hay que multiplicarlo por la constante keia (constante de la esfera de influencia de los afiliados), su valor es superior a 1 e indica los votos suplementarios que obtiene un afiliado por su influencia, a través de miembros de su familia, amigos, parejas, etc. Aplicandolo de una manera segura, o sea, estimándolo por bajo, y teniendo en cuenta que los afiliados de un partido normalmente son personas bastantes sociales, lo podemos estimar como mínimo en un 2.
El número de incondicionales es un dato mucho menos cierto. Los incondicionales son personas sin carné de partido pero con evidentes intereses en la victoria de un determinado partido o personas que jamás cambian de voto por razones familiares, sociológicas, etc. Pero sabemos una cosa cierta: el número de incondicionales es directamente proporcional al número de votos de una formación. De manera análoga tiene su constante keii (constante de la esfera de influencia de los incondicionales), siempre de valor superior a 1.
Ciertas estimaciones los sitúan, contando afiliados, en un 25 %, pero nos parece una cifra demasiado optimista. Si observamos el mayor desplome político de una formación, la UCD en 1982, que pasó de 6.268.593 votos a 1.425.093, eso supone un 22,73 %. Si tenemos en cuenta que el número de afiliados de la UCD era relativamente elevado, creemos que un 25 % contando afiliados nos parece excesivo. Yo lo situaría en un 10 % de los votos obtenidos en la última elección.
A la cifra obtenida, al igual que se hace en ingeniería habría que aplicar un coeficiente de seguridad. Ese coeficiente de seguridad, además de la tolerancia englobaría los evidentes errores que se van a introducir en la estimación. Poniendonos del lado de la seguridad y estimándolo por alto tomaríamos un 20 %, es decir, a la cifra obtenida, la restaríamos un 20 %, con lo que la expresión final queda de la siguiente manera:
Votos mínimos = (2 x Afiliados + 0,10 x votantes última elección) x 0,80
Por poner un ejemplo, el que está más a mano, el PSOE, aunque debería valer con cualquier partido, aunque fuera muy minoritario, sino el modelo no es válido. En las últimas elecciones generales de 2008, el PSOE obtuvo 11.064.524 votos, un 43, 64 % del total de votos.
Con los datos anteriores resolvemos los términos de la ecuación:
Votos mínimos = (2 x Afiliados + 0,10 x votantes última elección) x 0,80 = (2 x 360.000 + 0,10 x 11.064.524) x 0,80 = (180.000 + 1.106.452) x 0,80 = 1.029.161,6
Que por redondeo quedaría 1.029.162. Son los votos mínimos que el PSOE va a obtener en estas elecciones.
De momento nos quedamos aquí, su aplicación práctica en estas elecciones locales y autonómicas para calcular mínimos concejales y parlamentarios autonómicos requiere más cálculos (extrapolar los datos localmente teniendo en cuenta las variables geográficas de voto, analizar índices de abstención, y aplicar sistema D’Hondt). En las elecciones generales sería más complicado porque hay que tener en cuenta la circunscripción electoral provincial.
Este modelo, evidentemente, tiene muchos fallos, ya que es un modelo conservativo (no tiene en cuenta los fallecimientos, aunque se puede subsumir en los coeficientes) y está sujeto a numerosas variables de difícil cálculo (todas las variables humanas, sin ir más lejos).
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