Aunque en un anterior post, acerté en el seguimiento de la huelga, en lo que no he acertado ha sido en las declaraciones del Gobierno, ya que afirmé que éste haría una especie de declaraciones algo así como que los empleados públicos no habían ido a la huelga porque entendían la necesidad de los recortes en su salario.
Las declaraciones de la Secretaria de Estado para la Función Pública, Consuelo Rumí, fueron de lo más asépticas. En el pasillo del Senado, Manuel Chaves, en declaraciones a los periodistas, puso en duda que los funcionarios estén de acuerdo con los recortes, pero inisitió en que "ha había habido mucha responsabilidad y preocupación" en la jornada.
Dije que si me equivocaba, me alegraría. Pues me alegro de que esta vez el Gobierno no haya tratado a los ciudadanos como si fueran imbéciles. Creo que el momento por el que está pasando España exige una gran responsabilidad y las chorradas sobran.
Ayer apuntaba una información procedente del mundo funcionarial, en el que existía una tendencia de que los empleados públicos, por un lado, van a ir por libre (algunos medios de comunicación se están dando cuenta) y por, otro lado, de explicar a la población y que ésta entienda lo que sucede en la función pública, ya que están hartos de estar en la picota, que no se valore la importancia de su trabajo, y de tener que soportar tópicos y descalificaciones, en la mayor parte de ellos inmerecidas.
En este sentido 600 profesores universitarios universitarios han firmado una declaración en este sentido.
Jaime Arroyo Mendoza
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