Aparte de calmar a los envidiosos, esta medida es absolutamente ineficaz porque con el despilfarro de las administraciones públicas estamos hablando de un mínimo porcentaje. De cara a cierta opinión pública vende mucho. Pero no olvidemos que los políticos sólo venden humo.
Es como si alguien que tiene un cáncer y un catarro, el equipo médico que le atiende tranquiliza a la familia diciéndoles que van a curar el catarro. Y con las energías que coja tras su curación superará el cáncer ¿A qué suena? Suena a que los que están atendiendo al enfermo, en vez de médicos son unos estafadores.
España tiene un cáncer en el déficit público. Ese cáncer se llama politiquería barata, que es lo contrario a profesionalidad en la gestión pública. Para poder curar ese cáncer hace falta coraje y patriotismo.
Empecemos la disección. 17 autonomías 17. No pasaría nada si no estuvieran duplicados los servicios con los del Estado, pero lo están. Por poner un ejemplo, aparte ya de cámaras legislativas y gobiernos, todas o casi todas tienen su consejillo de estado, su tribunal de cuentas, y todos los que ocupan estos puestos son altos cargos. Un alto cargo de estos equivale, como mínimo, a dos médicos, tres maestros o cuatro auxiliares de enfermería, tirando por lo bajo. ¿Qué es más necesario?
Seguimos por diputaciones y ayuntamientos. Aquí el tema es muy desigual, ya que no es lo mismo pequeños ayuntamientos rurales que grandes y urbanos. Pero su heterogeneidad y dispersión hace que a mayor confusión el despilfarro sea mayor. No sabemos ni lo que se cuece por aquí.
Vamos a entrar ahora a la administración, ¿cuántos cargos hay de libre designación? ¿cuánto ganan? ¿qué pensiones tienen? A mí no me vale aquello que digan que les tienen que compensar por dedicarse a la política. Yo también deseo así que me compensen, ¿dónde hay que firmar? Lo más sangrante de todo esto es que no hay que justificar absolutamente nada, ni titulaciones, ni experiencia laboral, simplemente ser alguien "de confianza".
Continuamos. Gastos inútiles. Subvenciones a la industria del cine, subvenciones a asociaciones, subvenciones a programas que no deberían ser subvencionados porque su utilidad social es nula o menos que nula, traducciones en las lenguas del estado español, etc.
En definitiva, si es realmente necesario apretarse el cinturón, nos lo tendremos que apretar todos y desde luego también los funcionarios.
Pero antes de ello, y como paso previo, que el cáncer se extirpe, porque con un cáncer es imposible sobrevivir.
Jaime Arroyo Mendoza
jaimearroyomendoza@gmail.com
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