La figura de Jacques Maritain, defensor de un Estado humano y de una política ética

Jacques Maritain

En unos tiempos, como son los actuales, en los que se está continuamente poniendo de relieve la falta de ética de la clase política, se invoca la figura del filósofo francés Jacques Maritain, que continuamente insistió en la ética del Estado.

Jacques Maritain nació en Paris en 1882, de origen protestante, se terminaría convirtiendo al catolicismo, al igual que su esposa, una emigrante judía. Estudió Biología, pero se vio atraído por la filosofía, a través del tomismo, llegando a ser profesor de esta materia.

Defensor a ultranza de una sociedad abierta, plural, democrática y respetuosa con los derechos humanos, se enfrentó al régimen de Vichy, defendió a intelectuales y se opuso a considerar la Guerra Civil española como una cruzada.

Fue muy crítico el sistema capitalista y la concepción liberal de la propiedad privada. Sostuvo que la persona estaba por encima del mercado.

Según sus posiciones, el Estado no tiene más que asegurar el bien común, que es algo distinto de la suma de los intereses particulares. El deber del Estado es la justicia. El poder político se legitima si está al servicio del hombre. El Estado es para el hombre, el hombre no es para el Estado.

Sus ideas fueron apoyadas por formaciones políticas, pero él se mantuvo distante de los partidos políticos.

Su ideología se denominó humanismo integral, que ejerció una gran influencia en el cristianismo, con numerosos seguidores de sus concepciones filosóficas en todo el mundo (como el Instituto Maritain, de Chile), pero, sobre todo, se caracterizó por concienciar por una visión humana del Estado y una forma ética de hacer política, ejemplarizada en la frase de su amigo entrañable Emmanuel Mounier: La revolución será moral, o no será.

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