Aparte del revuelo que se ha producido en Twitter, la Red se halla inundada de correos y WhatsApp con lo mismo: los insistentes rumores de que el Ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación Juan Manuel García-Margallo se habría sometido a una intervención de abdominoplastia en el Hospital de Gregorio Marañón, tratamiento no recogido por la sanidad pública.
García-Margallo no es de los ministros peor valorados del gobierno de Mariano Rajoy. según datos del CIS, y con una adecuada actuación podría reforzado, en el caso de que sólo fueran rumores.
No sé quien asesora en materia de imagen al Gobierno, pero sí sé que peor ya no lo puede estar haciendo. Desde el victimismo "plasmado" de Rajoy, el tono burlón de Margallo, el tono áspero de Wert y la continua sensación de estar tomando el pelo a los ciudadanos para favorecer a la casta política, entre otras.
Si fueran ciertos los rumores, García-Margallo debería dimitir. Y en un país donde los políticos se agarran al sillón como lapas y la palabra dimisión no existe para ellos, no sería malo, demostraría coherencia y no tendría porque desgastar al Gobierno.
Si los rumores fueran falsos, García-Margallo saldría reforzado. Concediendo una entrevista a un medio de comunicación, demostrando con todo lujo de detalles la falsedad de los rumores y tomándoselo con humor (el humor siempre vende), las simpatías por él crecerían.
Una democracia exige transparencia y confianza de los ciudadanos en sus dirigentes. Los chinos creen que la no acción es una acción, así piensan los alemanes y también los españoles, como expresan en el dicho el que calla, otorga.
La callada por respuesta sería la peor opción. Algo malo para él, para su gobierno y para España y los españoles.
Jaime Arroyo
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