Sobre las prisas de los señores diputados al salir del Congreso


Anita (es un nombre ficticio, pero el caso es real) casi no puede respirar del dolor que le produce una lesión en la espalda. Trabaja en una fundación privada. Mantiene el tipo como puede y a base de antiinflamatorios y analgésicos pasa la jornada de trabajo. Si estuviese en su casa en reposo unos días, el dolor se haría mucho más llevadero, pero no puede permitirse el lujo porque tendría una gran rebaja en la nómina. Es madre separada con un hijo y aunque se lleva bien con su ex, éste se ha quedado en paro (y con peligro de ser desahuciado) y de momento no pasa la pensión vitalicia.

Roberto es funcionario, otro caso real aunque ese no es su nombre. Contrajo un catarro hace 10 días, pero no se termina de curar. No tuvo mucha fiebre, pero ésta no ha cesado. Le han recetado antibióticos, pero no termina de estar bien. Sus compañeros tampoco se encuentran muy bien y dicen entre bromas que ha sido él el causante, y éste de buen tono afirma que ha sido al contrario, pues el departamento anda en estado "infeccioso". En los días de frío intenso, sale tiritando de casa por la fiebre, pero no puede coger una baja. Tiene un hijo estudiando fuera, ayuda a un hermano en paro y, por si fuera poco, es posible que en breve despidan a su mujer.

Son dos casos muy corrientes y muy comunes de las consecuencias de unas leyes sumamente injustas e inicuas, que favorecen las desigualdades sociales y que han sido aprobadas por gran parte de los diputados del Congreso. Ellos son los responsables de que Anita y Roberto no puedan coger unas bajas que están más que justificadas y que en nada serían fraudulentas. Y respecto a las enfermedades infecciosas, contraviene lo establecido en las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud, pero a los señores diputados, eso parece traerles al pairo, pues ande yo caliente y ríase la gente.

Anita y Roberto son poco más que mileuristas, cobran sobre los 1.500 euros al mes. Anita empezó Derecho, pero no lo llegó a acabar, pero tiene don de gentes, es guapa, simpática y trabajadora, por eso no ha conseguido un mal trabajo dentro de lo que cabe. Roberto es maestro, pero nunca llegó a ejercer. Hizo una oposiciones de auxiliar administrativo y por otras de promoción ha llegado a administrativo. Los dos son unos privilegiados en el momento actual, pero nunca hay que olvidar que todo lo que tienen es fruto de su esfuerzo. Los dos llegan mal a fin de mes y les va a quedar una birria de pensión.

Uno de los grandes logros del Derecho laboral fue precisamente el derecho a la baja laboral por enfermedad o accidente, derecho que gran parte de nuestros diputados quieren que desaparezca, volviendo a situaciones propias de otros siglos. El motivo que alegan es "fraude". ¿Hay fraude? No seré yo el que diga que no lo hay, pero investíguese, castíguese, pero que no se perjudique a la inmensa mayoría de los trabajadores que actúan honradamente. Pero claro, además que de que cree el ladrón que son todos son de su condición, siempre es más barato castigar a todos y gastar menos dinero. Que bonito. ¿Que sentido tienen de la Justicia y del Estado de Derecho los que deberían velar por él?

Y esos señores diputados, que no justifican sus ausencias, tienen unos privilegios económicos exorbitantes y cobrarán la pensión máxima, salieron a toda prisa, corriendo, perdiendo el culo el día 31 de octubre de 2013 para aprovechar el puente. Yo si tuviera los privilegios que tienen ellos por su cargo, saldría despacio con aire solemne, y si fuera necesario, hasta vestido de lagarterana.

No hicieron nada malo, ni nada ilegal, pero ante las críticas de muchas personas, algunos trataron de justificarse, pero otros respondieron en su modo habitual, con soberbia, chulería y prepotencia, como se puede ver en este artículo del diario El Mundo.

Vergonzosa actitud de los que recortan derechos de los trabajadores para mantener sus vergonzosos privilegios. Bastante paciencia tiene el pueblo que no les echa a patadas, porque ni son pueblo, ni les representan, sólo están ahí para estropearlo todo, ya más de lo que está. Quizá alguien piense que no soy demócrata por decir esto, a lo que digo que los que somos demócratas, queremos para España una democracia real, del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, como sostenía Abraham Lincoln, y no una plutocracia o partitocracia.

Finalmente, debo ser justo y ecuánime y decir que esto realmente no se lo "dedico" a todos los diputados, pues los hay buenos, honrados, justos, trabajadores y con empatía hacia el pueblo. Y entre ellos, algunos de los que se marcharon a toda prisa, que insisto, tampoco hicieron nada malo, inmoral o ilegal.

Pero a todos los soberbios, que están de acuerdo con leyes injustas para los trabajadores, mientras sostienen sus vergonzosos privilegios con prepotencia, les digo, que si les llueven críticas populares, anda y que se jodan, que bien pueden sobrellevarlo con su cargo y con su sueldo.

Jaime Arroyo




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1 comentarios:

  1. Al menos sabemos la opinión de algunos que usan Twitter. Los que no usan lo mismo hasta piensan peor. Y ya por no hablar los que ese día ni estuvieron, porque ya andaban de fiesta.

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