Cuando Rajoy habla de austeridad lo hace sabiendo que sólo la van a sufrir los ciudadanos y nunca los políticos


Hace falta tener un rostro más duro que el cemento armado, para afirmar que el único camino es la austeridad, cuando ésta se impone a un pueblo empobrecido, en paro, endeudado y angustiado, al tiempo que en España mantenemos más de 400.000 políticos (sí porque esa es la cifra, que no nos tomen más el pelo), sin que se les toque lo más mínimo sus vergonzosos privilegios y prebendas, ni sus gastos. Y no veas lo que gastan. Nos dicen que estemos tranquilos, que eso va a acabar por la reforma de la Administración. Nos toman por imbéciles, porque no hace falta ser muy listo para saber que nada se va a ahorrar prescindiendo de los concejales que no cobran nada o apenas cobran y que son los políticos más cercanos al ciudadano.

Una semana más tarde, en la presentación de los Presupuestos Generales del Estado, vemos otra demostración de lo que el señor Rajoy entiende como austeridad: los funcionarios continúan con el sueldo congelado, mientras los gastos del Estado en personal eventual y altos cargos de la Administración Central suben el 8,8% hasta agosto. Así es muy bonito y muy fácil predicar la austeridad.

Que hay que precarizar el trabajo, que hay que subir los impuestos, que los sueldos deben bajar, que los ciudadanos deben pagar más por la sanidad y por la educación, que la culpa de la crisis la tenemos nosotros, pero de tratar de reducir el pesado lastre para el país que supone una casta política parasitaria, de eso ni hablar.

Mariano Rajoy es un auténtico fiasco. Zapatero empezó a incumplir su programa cuando la crisis empezó a apretarle, pero Rajoy lo ha hecho desde el primer momento que tuvo ocasión, es decir, cuando se celebraron las elecciones de Andalucía. La conclusión para quien la quiera entender, es que nunca tuvo intención de cumplirlo. Si los que no le han votado están "contentos" con Mariano Rajoy, ni te cuento como están los que le han votado, que sienten que se ha reído de ellos de mala manera.

Pero a tal gobierno, tal oposición. En España se junta el hambre con las ganas de comer. El PSOE de los EREs y del despilfarro no es quien para dar lecciones de nada. ¿Y los otros? Izquierda Unida haciendo el tonto con los nacionalistas y los nacionalistas a lo suyo, al trinque, a la insolidaridad y a dividir a la población. Muchos ciudadanos tienen depositadas sus esperanzas en UPyD, pero ¿si resulta ser otro fiasco como Rajoy? Porque en este país, ya no nos debemos sorprender de nada.

Como la imbecilidad en este país se ha elevado a enseñanza obligatoria, si quieres una democracia auténtica y real y una clase política ética y honrada, te tratan de "fascista", "radical", "demagogo", "extremista" y idioteces similares.

Nada de esto va por los políticos honrados, que afortunadamente existen, pero que por desgracia, cada vez son menos y cada vez están más anulados, incluso me consta que alguno con amenazas, no personales, pero sí de otro tipo (no encontrarás trabajo, se sabrá lo de tu padre, tu hijo puede perder el empleo...).

Algún día, los que pensamos como yo, que somos la inmensa mayoría de este país, que no queremos bandidos trileros, sino buenos gestores, nos organizaremos y democraticamente, como ocurrió en Islandia, echaremos a esta casta política parasitaria, que es la causante de la crisis, pero hay antes hay que salvar muchos obstáculos de incultura, intolerancia e imbecilidad.

De momento, el único consuelo que nos queda es la rabieta infantil, porque como ciudadanos, ya que no somos delincuentes, tendremos que tragar con la austeridad, pero que sepan que por nosotros, se pueden meter su falsa austeridad por donde les quepa -y añado lo de Risto Mejide-, escoria.

Jaime Arroyo

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