Cuando una puerta se cierra otra se abre
Esta frase no es un estímulo para tontos, es la misma realidad de la vida. Cuánta gente se ha divorciado, ha perdido su trabajo, no le han dado esa oportunidad que tanto esperaba, y luego tras el tiempo, reconocen que ha sido mejor y que se sienten afortunados de que haya sido así.
Pero el momento es duro y nadie quiere estar en el momento que te cierran una puerta, que pierdes un trabajo, que nadie te quiere dar una oportunidad. Nada de esto es bueno y no vamos a decir aquí lo contrario.
Pero lo cierto es que cuando una puerta se cierra, otra se abre. Y puede ser para bien, porque al otro lado de la puerta, puede haber algo mejor.
Pero, ¿dónde está esa puerta? ¡esa maldita puerta! He aquí el quid de la cuestión. En vez de desesperarnos, enfadarnos, quemar nuestras energías y pagarlo con las personas queridas, debemos movilizar esas energías que tenemos dentro para hallar esa puerta que seguro existe.
Hemos conocido la estimulante historia de Amanda Hocking, tal como aparece en Público. Desde los 17 años, Amanda Hocking intentó publicar sus libros en editoriales tradicionales y nunca lo consiguió. Lejos de desesperarse, en el 2010 utilizó la posibilidad que le daba Amazon para autoeditarse y vender su libros en la tienda online en formato digital. En pocos meses, su serie Lazos de sangre se convirtió en un éxito entre los lectores y el boca a boca consiguió que en un mes consiguiera vender más de 100.000 ejemplares.
Lo dicho, aunque tengamos toda la razón no perdamos nuestras energías inutilmente y busquemos "esa puerta que se abre".
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