Las leyendas urbanas son historias o cuentos extravagantes, pero verosímiles, que circulan de boca en boca como si de verdades indiscutibles se tratase.
Una extendida leyenda urbana dice que es posible ver la Gran Muralla China desde la luna, cosa completamente imposible, ya que no se puede distinguir su estructura, todo lo más pequeños cambios en el terreno en ciertas zonas de la misma.
Origen
El origen del término es puramente comercial. Ésta fue la acepción que escogieron los editores de Jan Harold Brunvand para designar al folclore contemporáneo. Las historias en cuestión han recibido múltiples denominaciones por parte de quienes las usan y difunden: en Cuba, por ejemplo, se las conoce como "bolas" o "cuentos de camino". Entre los mismos estudiosos, no falta quien prefiere llamarlas leyendas a secas, considerando que su función sigue siendo la propia de este genero.
Hilando fino, se podría llegar a argumentar que la ciudad, feudo tradicional de la razón y la ciencia, ha cogido el relevo al campo a la hora de propagar relatos de corte mitológico o tradicional. Sin embargo, Ortí y Sampere esgrimen que el modo de vida urbano ha colonizado muchos lugares que antes hubieran recibido el apelativo de "pueblos", por lo que la acepción "leyendas urbanas" no es del todo sólida.
En lo que sí coinciden ambos es en que el "imperio de la razón" (sentido común) parece no bastar a las personas de las urbes, que, de alguna manera, mantienen un sustrato mítico (e inmemorial) que las conecta en la distancia.
Características
La característica más importante de las leyendas urbanas es su carácter internacional. La historia del submarinista que es recogido accidentalmente por una avioneta contraincendios, que lo deja caer sobre el fuego, causando su muerte, se cuenta con mínimas variaciones en su estructura en ciudades (o "lugares") de América del Norte, Europa y Australia, por citar sólo algunos países por donde circula esta leyenda.
Una historia cualquiera no es una leyenda urbana hasta que su difusión se generaliza en sitios (cuantos más mejor) alejados entre sí, y se torna una fuente de información para prever o evitar futuros hechos.
Por lo común, y a diferencia de los rumores, bulos u hoax, las leyendas urbanas se apoyan en una trama urdida meticulosamente en función del desenlace, que se condensa en una viñeta violentamente gráfica, a veces redondeada por un pequeño epílogo.
En circunstancias ideales, suelen contarse como si fueran sucesos verdaderos, o en su defecto, como noticias ambiguas que muy bien podrían haber ocurrido alguna vez. Ello exige que los personajes sean meros arquetipos anónimos ("un hombre", "una mujer", "una pareja" o un conocido de un amigo al que el narrador de la leyenda urbana no conoce personalmente), aunque situados siempre en escenarios concretos (una determinada ciudad, calle, país) para reforzar el realismo de un argumento que depende íntegramente del grado de verosimilitud de los detalles.
La acción contada por la historia generalmente se sitúa en un pasado impreciso pero inmediato, y el narrador suele aludir a fuentes de información "fiables" para conferir una aparente solidez a los puntos débiles de su historia. La más socorrida de dichas fuentes es el quimérico "amigo de un amigo", inevitable protagonista de la historia y último eslabón de una cadena sin fin. Ésta es, al menos, la definición que formulan Josep Sampere y Antonio Ortí en el libro Leyendas urbanas en España.
Al contrario de lo que se piensa, las leyendas urbanas no tienen su principal fundamento en creencias religiosas, mitológicas o paranormales. Nacen puramente de hechos cotidianos y actuales. Aunque se habla de leyendas urbanas desde el siglo XIX, en el siglo XX y XXI ha tomado un gran impulso su difusión y creación gracias al llamado fenómeno del Netlore (Net- de Internet. -Lore de Folkore). Los medios de comunicación actuales ayudan al rápido esparcimiento de las leyendas.
Serían ejemplos de leyendas urbanas algunas personas que fueron raptadas con único fin de extirparles un riñón, mensajes subliminales en comerciales, bases militares secretas como el Área 51, el gusto gastronómico de comer bebés en Taiwan, entre miles más.
De Catalina II de Rusia se dice que murió al ser penetrada por un caballo.
Las leyendas urbanas frecuentemente son hechos inventados con el fin de desmeritar o dañar el prestigio de determinada persona o sociedad (ingredientes en las comidas, discursos públicos, entrevistas de personajes eminentes o situaciones embarazosas).
Una leyenda urbana puede ser cierta, pero adquiere su fama de leyenda por los hechos poco usuales que lo rodean (Walt Disney temía a los ratones). Pero también pueden ser falsas, naciendo de hechos inventados (Walt Disney World estaría construido sobre un cementerio indígena), o exagerados debido a alguna característica peculiar (El nombre de la droga L.S.D. habría inspirado el título de una canción de The Beatles, "Lucy in the Sky with Diamonds").
Muchas leyendas pueden ser indeterminables en su calidad de verdadero o falso (Sigmund Freud era adicto a la marihuana y temía a los helechos).
El espíritu de morbo, superstición y atracción de la leyenda urbana, especula Antonio Ortí, "podría tener relación con una especie de imaginario urbano común, global, cada vez más parecido, a consecuencia del sistema de valores imperante (llámese capitalismo o globalización) y de medios de transmisión masivos y superveloces". La rápida difusión noticiosa y la gran dificultad de determinar el origen principal de los datos, hacen que Internet sea la principal fuente de creación y distribución de leyendas urbanas.
El mecanismo para que una leyenda urbana sea creíble es el mismo que cualquier noticia; de hecho, no hay diferencias sustanciales. Los hechos se narran lo suficientemente bien, de modo que la leyenda tenga acción, ritmo, suspense y sea cómplice. Si, además, se le añaden elementos violentos, como accidentes, consecuencias mortales o daños físicos, la leyenda urbana impresiona más, creando a través de ella un aire de superstición, temor infundado y recelo contra los protagonistas de la historia.
La leyenda urbana puede inspirarse en cualquier fuente, pero incluye siempre un elemento de misterio o incomprensibilidad que se siente amenazador y por lo tanto suscita la necesidad de invocar la protección del conocimiento colectivo; de ahí que se transmitan fácilmente y se incorporen al acervo cultural como un signo de identidad grupal.
Las leyendas urbanas no tienen un origen claro, sino que se especula sobre su aparición. Muchas de estas leyendas se encuentran en distintos puntos de la geografía mundial, pueden encontrarse con un nombre o versión de la leyenda dependiendo de las creencias del lugar en que las encontremos, pero bajo esa apariencia cambiada es la misma que podemos encontrar en otro lugar.
En una cultura campesina pueden encontrarse algunas en el folclore tradicional, en los cuentos del campo y sobre todo en las creencias y supersticiones populares, así como en las explicaciones individuales e ilógicas de hechos conocidos, al igual que una leyenda convencional. En los ambientes urbanos las leyendas pueden poseer un origen más oscuro, aunque enraizan con el folclore popular, como han demostrado innumerables estudios: el hombre que antes repartía caramelos envenenados a la puerta del colegio, hoy ofrece droga; la autoestopista que desaparece en una curva (por cierto, desde el siglo XIX, cuando se "esfuma" de un jinete que la lleva a la grupa; es, en realidad, un "hada madrina" -advierte sobre un peligro, en el caso que nos ocupa, una curva peligrosa–, el antiguo "sacauntos" o "hombre del saco", hoy roba riñones, etc. En primer lugar, tienen una estructura más compleja (planteamiento, nudo y desenlace) que el chisme o cotilleo, mientras que no tienen por fin, como éstos, desacreditar a una persona en concreto (Josep Guardiola, Alejandro Sanz, etc.) sino que abordan una "problemática" que afecta a un número más amplio de personas. Psicológicamente puede servir como medio de aceptación entre un grupo de personas, necesidad de reconocimiento o sobresalir entre otros individuos de similar educación o entrenamiento, diversión, creación de canales alternativos de comunicación, rebeldía frente a fuentes oficiales o públicas, alarmar o infundar un temor absurdo. Poseen un interés social también las leyendas urbanas que documentan temores a las minorías o al poder establecido, al que se hace responsable de todos los males habidos y por haber.
Algunas leyendas urbanas
Desde la antigüedad existen esfuerzos por racionalizar las leyendas urbanas. Probablemente el primero fue Evémero de Mesene, creador de la tendencia exegética o hermenéutica conocida como evemerismo, que interpreta científicamente la existencia de dioses como fruto de un proceso de acumulación legendario en torno a determinadas personas mortales reales como forma de agradecimiento a la labor heroica o beneficiosa de éstas.
Las supersticiones sobre la enfermedad de la rabia dieron lugar a la leyenda del vampiro (sus síntomas son la hidrofobia o miedo al agua o a los reflejos del vidrio, el contagio por medio de la mordedura, la fotofobia o miedo a la luz del sol y la preferencia por los ambientes nocturnos, las mordeduras, la asociación con los murciélagos que transmiten dicha enfermedad, la facultad de poderse transformar en fieros animales asociada a las convulsiones de la enfermedad y a las fuentes de contagio, etc...). Las perturbaciones causadas en el sistema nervioso y en el nervio óptico por las emisiones inaudibles de sonido de una cierta baja frecuencia causadas por corrientes de agua o aire o por vibraciones de aparatos eléctricos dan lugar a alucinaciones monocromas en la visión periférica y a la creencia en fantasmas que se explican alternativamente como apariciones sobrenaturales.
Los rayos esféricos provocados en las altas capas de la atmósfera, los globos meteorológicos o los ensayos secretos de vehículos a reacción de despegue vertical dan lugar a la creencia en ovnis. La hipoxia cerebral y un bajo riego sanguíneo provocan alucinaciones autoscópicas cuyo origen se ha determinado en un punto concreto de la corteza cerebral, así como, según la hipotesis formulada por Carl Sagan, a la revisión de los primeros recuerdos del nacimiento (salir de un estrecho y oscuro túnel a una luz brillante (alucinación autoscópica), encontrarse a gente conocida -en realidad unas figuras paternas-, sentirse a gusto con las endorfinas de la leche materna, etc...) en una serie de alucinaciones que la mente adulta interpreta en forma mística como experiencias religiosas en el umbral de la muerte, cuando poseen una explicación científica más económica y realista. Por otra parte, muchas de las supersticiones urbanas ocultan algún tabú moral, ético, social o psíquico de difícil verbalización.
Dos de las leyendas urbanas más extendidas son las de Verónica y la autoestopista fantasma. Estas dos leyendas están extendidas por todo el mundo. Tanto la leyenda de Verónica como la autoestopista fantasma se han modernizado con el paso del tiempo. Por ejemplo, en las primeras versiones de la leyenda de Verónica no aparecía su imagen dentro de un espejo, sino que aparecía reflejada sobre la superficie del agua de un barril. En la leyenda de la autoestopista fantasma en su origen la chica no se subía a un coche sino que paraba a los jinetes y se subía en la grupa de sus caballos.
Después de estas leyendas urbanas que se podrían llamar originarias o primarias han surgido más leyendas que poco a poco se han extendido al igual que las dos anteriores y que también han conseguido una fama merecida por todo el mundo. Estas leyendas en su origen han aparecido en un sitio específico y que se consideraban como tradicionales, pero tras el transcurso del tiempo también se han extendido. Es el caso de la leyenda de la estantigua castellana o Santa Compaña gallega cuyo origen no es claro pero también se encuentra presente en todo el mundo.
Las leyendas urbanas más actuales que han surgido ya se han incorporado a las nuevas tecnologías y a nuestros tiempos. Es el caso la leyendas urbanas como la pandilla sangre o de otras leyendas urbanas relacionadas con el mundo de los ordenadores la informática e internet, que al igual que las demás leyendas urbanas se han extendido y tienen varias versiones.
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