En vez de prohibir donaciones de empresas a los partidos, ¿por qué mejor no salen éstas a la luz?
Alfredo Pérez Rubalcaba, secretario general del PSOE, pide prohibir las donaciones de empresas a partidos, tal y como lo ha expresado en su intervención en la clausura del Congreso del PSE en el Palacio Euskalduna de Bilbao.
Me temo que en los próximos días y posiblemente en los próximos meses veremos una serie de movimientos por parte de la casta política encaminados a establecer muchos cambios para que nada cambie. Volverán a la "diarrea legislativa" y a leyes que no valen para nada, cuando a lo que debe tender un país es a tener pocas leyes, que las conozcan bien los ciudadanos y sobre todo que se cumplan y se respeten.
Es una propuesta razonable que las empresas implicadas en casos de corrupción política sean inhabilitadas para contratar con cualquier Administración, es lo lógico, lo razonable y lo normal en cualquier democracia que se precie como tal.
Tampoco es descabellada la idea de crear una Oficina Anticorrupción que vigile el comportamiento de los responsables públicos y de los funcionarios públicos de ministerios, organismos y empresas públicas, pero siempre que sea un organismo independiente y controlado por funcionarios de carrera, es decir, de los de oposición, porque si la oficina está controlada por los políticos o por auditoras externas, seguiremos malgastando el dinero del contribuyente, cosa en la que los políticos españoles son auténticos expertos.
No deja de ser curiosa la propuesta de prohibición de donaciones a los partidos políticos. El Sr. Rubalcaba quedó fenomenal, pero su propuesta es una auténtica tontería, ya que por esa empresa puede actuar uno o trescientos testaferros, pues ya se sabe que en España hay dos mundos: el A, el oficial, y el B, el de las actividades en negro.
¿Y por qué no mejor se crea una verdadera ley de transparencia, como las de los países más democráticos que no excluya a partidos políticos, a fundaciones políticas, ni a la Corona?
Lo malo no es que las empresas hagan donaciones a los partidos políticos, lo malo es la opacidad que existe sobre ello. Si los ciudadanos saben que empresas están detrás de los partidos, al menos podrán sospechar de alguna actuación. Si no saben nada, entonces nada sospecharán y la impunidad seguirá reinando como hasta ahora.
"Con la verdad, ni ofendo ni temo", frase atribuida por Hugo Chávez al uruguayo Artigas es, en realidad, "Con libertad ni ofendo ni temo". Pero hay que reconocer, que aunque fuera fruto de un error podría aplicarse a este caso, quien va con la verdad por delante, ni ofende, ni nada ha de temer.
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