Leemos con estupor en El Aguijón que el Gobierno se está planteando la posibilidad de que las vacaciones dejen de ser pagadas. La noticia me había llegado por correo electrónico días antes y lo cierto es que no la dí credibilidad alguna, pero ahora al aparecer en un medio de comunicación, aunque sea como un simple rumor, no es que la crea, pero tampoco la dejo de creer.
Si se produjera esta medida, apoyada por algún palmero en medios de comunicación, el retroceso social sería tal que España volvería, en derechos sociales, a los inicios del siglo XX. Las vacaciones remuneradas es un logro social que se alcanza en Francia en 1936. En España, la Constitución Republicana de 1931 las creó, pero no llegaron a generalizarse. En el franquismo, el Fuero del Trabajo de 1938 estableció las vacaciones pagadas, que se fueron implantando progresivamente.
Con toda sinceridad, no sé a que lumbrera de la clase política hispana se le puede haber ocurrido esta "feliz idea", de llegar a ser cierta, por supuesto, aunque no me extrañaría, dado el escaso nivel intelectual y de preparación, salvo honrosas excepciones, de la misma.
Y tampoco sé que alegarán para justificarla, dado que todos los países de nuestro entorno disfrutan de este derecho. Supongo que entonces compararán por lo bajo.
Es cierto que en muchos países no existen las vacaciones remuneradas, como sucede en Estados Unidos. Pero, ¿son comparables las situaciones? Dice un dicho popular que las comparaciones son odiosas y en este caso mucho más. Los sueldos y salarios en Estados Unidos no tienen que ver nada con los españoles y a esto hay que tener en cuenta que en muchos aspectos la vida allí es mucho más barata. Por ejemplo, allí los médicos ganan anualmente de 154.000 a 116.000 euros, en España, de 90.000 a 28.0000 euros; los recién titulados, de 43.000 a 27.000 euros, mientras en España se tienen que conformar con 16.000 a 8.000 euros. En esas condiciones, yo también renuncio a mis vacaciones pagadas y también con lo que ganan muchos políticos.
Espero en todo caso, que esta noticia no sea cierta, porque además de ser un grave retroceso en derechos sociales, supondría una radicalización política y un peligroso aumento de los disturbios y violencia callejera, que son cosas que desde luego no son deseables en una sociedad democrática y avanzada como debe ser la nuestra.
Jaime Arroyo
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Espero, por el bien de todos, que esto sólo sea un bulo
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