Los políticos españoles cada vez más separados del pueblo

España inició la transición política en 1978 con la aprobación de su actual Constitución. Era un momento de entusiasmo político, a pesar de que el país se hallaba en plena crisis del petróleo y el terrorismo cobraba un cruel y desestabilizador tributo diario de sangre. Era un momento, también, de inocencia política, de ilusión por enterrar para siempre odios y rencores de una guerra incivil y de ganas de mirar al futuro, más que al pasado. Entonces eclosionaron multitud de siglas, multitud de partidos, multitud de opciones, multitud de ideas, algunas hasta estrambóticas y sectarias. Y la gente, el pueblo, acudía en masa a votar, porque entonces aquello sí que de verdad era la fiesta de la democracia.

Los que eramos niños entonces y hoy ya somos algo talluditos recordamos aquellos tiempos como de una enorme inocencia. Que el estado de las autonomías haría una España más unida (falso, sólo ha creado división, despilfarro y desigualdad), que los políticos miraban por el bien común ( aunque les haya, no son así todos, ni mucho menos), que olvidariamos para siempre esa cruel guerra que arrojó a hermanos contra hermanos (hoy la tenemos presente y ya han pasado más de setenta años), que los grupos de presión (lobbies) dejarían de existir (hoy están más vivos que nunca) y que por fin España sería un país pacífico (¿alguna lo vez lo ha dejado de ser en los últimos años?).

Hoy vemos como esas expectativas sólo se han cumplido en parte. El estado de las autonomías ha creado una España más insolidaria, pero también ha hecho crecer un sentimiento de que muchos españoles pertenecemos a la misma nación. No hemos olvidado esa maldita guerra, pero algunos estamos hartos hasta la naúsea de que nos recuerden las barbaridades que, fruto de los instintos más bajos, se hacen en todas las guerras del mundo.

Los políticos han pasado a ser de entes carismáticos a entes prescindibles. En la última encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), los políticos españoles aparecen como como el tercer problema de España, según las encuestas populares. Esto es algo tremendamente serio y debería hacer reflexionar a nuestros políticos. Nunca hubo en España un divorcio tan grande entre los políticos y el pueblo.

¿Viven los políticos españoles en una torre de marfil?

Con encuestas en mano y sin entrar en muchos detalles, porque tampoco es cuestión de aburrir al personal con cifras y porcentajes (quien tenga interés puede entrar en la página web del CIS), está muy claro que actualmente el Parlamento Español no conecta ni de lejos con la opinión popular. Tan sólo haremos una mención a la Ley de Economía Sostenible, la controvertida "ley de Internet", como se la conoce popularmente. Según una encuesta de Consumidores en acción - FACUA, el 82 % de los españoles están en contra de dicha ley. Actualmente no se ha aprobado por el Parlamento, pero se espera un porcentaje similar de apoyo, ya que el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) y el Partido Popular, partidos mayoritarios en la cámara, en principio han llegado a un consenso sobre la misma.

¿Cuál será la consecuencia de esta clara falta de sintonía entre los representantes del pueblo, los parlamentarios, y el mismo pueblo?

Es muy difícil ejercer de profeta, pero son previsibles dos  hechos. El primero, una mayor abstención, tal y como ha quedado patente en las últimas elecciones de las reformas de los estatutos de autonomía. Y el segundo, una eclosión de partidos minoritarios, de los cuales algunos serán algo exóticos, que de una manera u otra recogerán el desencanto popular. ¿Qué importancia van a tener estos partidos? Evidentemente a estas alturas es completamente imposible valorarlo, pero tan sólo piénsese que el Partido Pirata en Suecia es la tercera fuerza política en número de afiliados.

Hoy día, superada la dialéctica política izquierdas-derechas y la dialéctica económica economía dirigida-economía de libre empresa, ¿tiene algún sentido que los partidos políticos sigan anclados en el pasado? ¿no deberían más bien estar en sintonía con la sociedad civil?

La evolución de todo lo que está ocurriendo es muy difícil de preveer y como dice el castizo dicho: demos tiempo al tiempo...


Abraham G
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