Frecuentemente nos quejamos de las condiciones que nos han tocado vivir y dejamos que como podemos ser tan desgraciados y gafes por haber nacido en esta época de crisis económica y de crisis de valores.
No hay que engañarse. Nuestros antepasados de la edad del hielo no pasaban de la treintena y hoy la esperanza de vida en los países desarrollados está en la ochentena, nada menos.
No hace tanto tiempo, no era raro que las mujeres murieran de sobreparto y la mortalidad de los niños, hoy relativamente rara, entonces era muy elevada.
La comodidad en las viviendas era un lujo, se convivía con los animales, la higiene era deficiente, el hacinamiento frecuente y el agua caliente o la calefacción artículos de lujo.
Algo hoy tan normal, como oír música o divertirse eran privilegios reservados a los más pudientes.
La incultura era frecuente y la mayor parte de las personas no sabía leer y ni tenía tiempo, ni posibilidades para hacerlo.
En el mundo de la sociedad, la política y el derecho, no existía la permeabilidad y comunicación entre grupos sociales y el respeto a los derechos humanos era poco menos que nulo.
Aunque en algunas cosas, como aspectos humanos, esas sociedades era mejores, nadie preferiría volver a aquello.
Cualquier tiempo pasado no siempre fue mejor.
0 comentarios:
Publicar un comentario